Las imágenes que nos llegan desde uno y otro rincón del mundo sobre la inmensa marea de plásticos que contaminan nuestros océanos son alarmantes y se producen cada vez con mayor frecuencia. Son múltiples las voces que apuntan hacia la necesidad de cambiar nuestros hábitos, nuestra forma de consumo, nuestro modo de actuar. No solo los activistas encabezan la protesta que clama por emprender un camino comprometido por la sostenibilidad, –con representantes también entre los más pequeños, como ‘la generación Greta’ y la lucha de los #FridaysForFuture contra el cambio climático–, también son multitud de científicos los que están poniendo el grito en el cielo para pedir un cambio desde ya. La contaminación, en general, así como la sobreexplotación de los recursos, con su impacto en el cambio climático, han provocado que instituciones como la ONU o la NASA también se alcen en su ruego por un cambio de rumbo para salvar la tierra. El plazo límite que ponen para frenar la tendencia es 2030, un ultimátum por el planeta.
Lo único positivo en todo este contexto de alarma es que el mensaje, acompañado por las terribles imágenes de los efectos que provoca nuestra falta de responsabilidad y solidaridad con el medio ambiente, parece que está calando, muy poco a poco, en la ciudadanía, a pesar de los esfuerzos de políticos como Donald Trump, afanados en negar un cambio climático que los expertos refrendan.
Concretamente, y según una encuesta de la empresa Unilever, dentro de las distintas preocupaciones medioambientales que surgen al ciudadano español, la primera es la relacionada con el maltrato de los animales, problema fundamental para el 36% de los encuestados, mientras el problema del plástico se sitúa en la segunda posición con un 33%.
Según la encuesta, realizada en 2019 con una muestra de unas 600 personas, la contaminación causada por el plástico preocupa más que la contaminación del agua por vertidos químicos (32%) la deforestación (28%) o el mal uso del agua (24%).
En este sondeo, el punto esperanzador lo pone el 75% de españoles que asegura haber llevado a cabo recientemente alguna acción para reducir el plástico de un solo uso, así como el hecho de que el 89% de los encuestados lleve sus propias bolsas, capazos o carritos cuando va a hacer la compra.
Así mismo, un 66% considera que comprar productos envasados con plástico reciclado ayuda a solucionar el impacto qué estos causan en el medio ambiente, gracias a los procesos de economía circular. Por esa razón, intentan atenerse a ello cuando tienen esa opción.
Uniliver, precisamente, este martes ha presentado en rueda de prensa la entrada en el mercado español de la marca de productos ecológicos para el cuidado del hogar y la higiene personal Seventh Generation, que la compañía adquirió en 2016. Durante la misma, ha recalcado la importancia de estar comprometidos con la sostenibilidad, asentándose en “pilares fundamentales como la salud, el bienestar, el medioambiente y la calidad de vida”, en palabras de la directora de Comunicación y responsable de RSC, Ana Palencia. Con este propósito, la compañía busca que todos sus envases sean de plástico reciclable, reutilizable o compostable.
Además, a este respecto, las marcas con propósito sostenible crecieron un 46% más rápido y suponen un 70% del crecimiento de la empresa, recalcando, en un mensaje que también debe calar en las distintas compañías, “ser más sostenible” no tiene por qué ser más caro.
En este sentido, y tomando el ejemplo de Unilever, según aseguran han ahorrado 500 millones de euros a través de la reducción del uso de energía en sus fábricas.
Albert Girona, responsable de la marca en España, ha precisado que en 2017 se registró un incremento del segmento eco de un 14%, mientras que la penetración en el mercado es del 42%. Así mismo, ha recalcado que aunque "es difícil cambiar los hábitos del consumidor, actualmente hay dos tendencias que pueden contribuir a cambiar los hábitos existentes, la creciente concienciación con el medio ambiente, sobre todo con el plástico y la búsqueda de lo natural" lo que, según sus palabras se refleja en cambios de comportamiento a nivel de compra.