Bilbao está hoy, casi en estado de excepción. La llegada de los ultras del Spartak de Moscú, a los que precede su afición a la bronca, ha hecho que los alrededores de San Mamés sean casi zona vedada. El Ayuntamiento ha pedido a restaurantes y bares que retiren sillas y mesas de sus terrazas y que sirvan en vasos de plástico las bebidas para evitar que se utilicen como armas arrojadizas.