El lunes 13 de enero se cumple un año de la muerte de Julen, el pequeño de 2 años y medio que cayó en un estrechísimo pozo en una finca de Totalán (Málaga). Su búsqueda duró 13 días. Le encontraron un 26 de enero, de madrugada, tras más de 300 horas agotadoras de trabajo.
Sobre las 13:50 horas de hace un año, una paella en familia terminó en una tragedia que haría contener la respiración a todo un país. Durante trece días, se sucedieron las especulaciones y los contratiempos.
Día y noche, 300 personas desmontaron 15 000 metros cuadrados de terreno. Se inició un operativo sin precedentes en el que se movieron 170 000 toneladas de tierra y rocas, no sin varios intentos frustrados.
Finalmente, se dio con el plan que rescataría el cuerpo sin vida del pequeño, que falleció -según concluyó la autopsia- en la caída. Este se ejecutó gracias a un equipo de ocho miembros de la Brigada de Salvamento Minero de Asturias que realizaron una galería lateral con la ayuda de una jaula hecha expresamente para el rescate del niño. Pero, el combate cuerpo a cuerpo con la montaña desembocó en el final de las esperanzas: el 26 de enero, encontraron a Julen sin vida.
Hoy, a nueve días del comienzo del juicio, el único procesado es David Serrano, el dueño de la finca, entonces amigo de la familia y ahora en un abismo irreconciliable.
Se enfrenta a tres años de prisión por homicidio imprudente grave, además de al pago del coste del rescate (casi 700 000 euros) y a una indemnización de 90 000 para los padres del niño.
Mientras tanto, Vicky y José esperan un nuevo hijo que alumbrará el omnipresente recuerdo del pequeño Julen.