La opinión pública de Rumanía está indignada por el caso del secuestro, violación y asesinato de Alexandra, una menor de 15 años, y sobre todo por la presunta inacción de la Policía.
La joven desapareció en la ciudad de Caracal, al sur del país, el miércoles por la noche y a pesar de que consiguió llamar hasta en tres ocasiones a la Policía pidiendo auxilio porque un hombre la había secuestrado, no fue localizada hasta 19 horas después, cuando ya era demasiado tarde. Solo encontraron su cadáver.
Según la investigación, los agentes de Policía rastrearon las llamadas y acudieron a tres lugares en los que no encontraron ningún indicio. Cuando intervino el grupo de operaciones especiales, dieron con la casa del secuestrador, pero tampoco intervinieron, esperaron una orden judicial que legalmente no era necesaria. Y, cuando la lograron, también esperaron varias horas hasta entrar en el local.
Una vez dentro, no solo encontraron el cadáver de Alexandra sino también numerosos restos humanos que podrían pertenecer a varias personas. Algunos habían sido quemados, otros estaban escondidos en un barril y en un congelador.
Por el momento, la Policía ha detenido a un mecánico de 57 años como presunto secuestrador de la menor. Mientras que los forenses realizan pruebas de ADN a los restos encontrados porque todo apunta que puede tratarse de un asesino en serie.
El jefe de Policía de la ciudad de Caracal ha sido destituido junto a otros dos agentes y el fiscal Feneral de Rumanía ha abierto una investigación para aclarar por qué la Policía no intervino antes para salvar la vida de una niña.