Esta situación puede tener "graves consecuencias de tipo físico y emocional". Esta es una de las conclusiones del informe sobre 'La importancia de la prevención en la violencia de pareja' realizado por la doctora María Jesús Hernández Jiménez, profesora de Psicología y Coordinadora del Máster de Terapias de Tercera Generación en la VIU, con el objetivo de ofrecer desde un "punto de vista científico" una "amplia visión" sobre los factores que envuelven el fenómeno violento en edades tempranas.
"No es común pensar que los adolescentes sufren maltrato por parte de sus parejas, ya que este se asocia a personas adultas con más tiempo de relación y cargas familiares", señala el estudio, que recoge que aproximadamente un entre el 92 y el 95 por ciento de los adolescentes manifiesta haber ejercido "alguna variante de violencia psicológica contra sus parejas" mientras que más de un 7 por ciento manifiesta haber perpetrado algún tipo de violencia física.
El problema en cifras
El trabajo recoge que solo en 2013 se registraron unos 500 casos de mujeres menores de 18 años que fueron víctimas de violencia de género, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística, cifra que responde a las víctimas con orden de protección o medidas cautelares. Así, más de 850 mujeres de entre 18 y 19 años denunciaron una situación de violencia de género y 3.186 tenía edades comprendidas entre los 20-24.
Sin embargo, sigue siendo el rango de edad entre los 30-39 en el que se registra una mayor incidencia de este tipo de violencia, con cifras que rozan las 10.000 mujeres. De esta manera, Hernández sostiene que la violencia en la adolescencia o en la juventud es "tan grave o más que la que se presenta en la vida adulta y, con frecuencia, es en el noviazgo cuando va forjándose los primeros síntomas de esta lacra".
El estudio recoge que la violencia en parejas adolescentes no ha recibido la misma atención que la desarrollada en parejas casadas o con convivencia estable y reclama un marco de actuación que controle este tipo de agresiones "desde todos los ámbitos implicados".
Por ello, el informe ahonda en la necesidad de implantar programas de prevención en todas las etapas de la adolescencia "que implique a familias y colegios, con el objetivo de promover la promoción de valores en defensa de los derechos humanos como la igualdad y el respeto, programas que funcionarán como factores protectores de la violencia de pareja".