Satélites españoles en la guerra de Ucrania
España está entre los cinco primeros países del mundo en desarrollo de satélites
La información que nos proporcionan es fundamental para saber el desarrollo de la guerra
Nuestra vida cotidiana sería imposible sin ellos: desde las comunicaciones hasta el funcionamiento de infraestructuras
Una de las claves de esta guerra en Ucrania está en el espacio exterior, en los satélites. Hace pocos días la Unión Europea puso sus satélites al servicio de Ucrania. Quizá nunca antes han sido tan importantes en una guerra reciente. Nos advirtieron de la invasión de Ucrania y de lo que ahora está pasando.
Los satélites son los ojos, oídos y boca de un país: transmite y envía información y eso los convierte en un objetivo. La fuerza área de Estados Unidos (USAF) tiene un división del espacio que se encarga de proteger de cualquier amenaza procedente del espacio exterior.
La USAF divulga al máximo su existencia porque entiende que la protección espacial es una pieza clave de nuestro modo de vida. Sin satélites los sistemas de comunicaciones, la construcción y funcionamiento de infraestructuras, los sistemas de pagos, etc. no funcionarían. Por eso, preocupan mucho pruebas como las que en noviembre realizó Rusia destruyendo con un misil un satélite propio a modo de ensayo. Los “escombros” espaciales que provocó pusieron en peligro al resto de satélites y a la misma estación espacial internacional.
Estados Unidos domina el espacio, pero un dato apenas conocido es que España está entre los cinco primeros países del mundo que domina su tecnología y los fabrica tanto los de uso civil como militar. Entrevistamos a Miguel Ángel Rodríguez Primo, director general de Hisdesat, operador de servicios gubernamentales por satélite para defensa, seguridad y observación terrestre por radar. Este ingeniero aeronáutico transmite con pasión contagiosa la importancia de lo que hace. Por ejemplo, el papel de los satélites españoles que colaboran con la Unión Europea para proporcionar información sobre lo que sucede en Ucrania. Pero no sólo eso, también la importancia que tuvieron en el conocimiento de la evolución del volcán de La Palma, en servicios de rescate, etc.
En un sector crítico como el de los satélites es fundamental la soberanía estratégica. Es decir, depender del menor número de países para desarrollarlo. Lo comprobamos visitando la sede en España de Thales Alenia Space. La multinacional europea está repartida en 5 países. En España no se limita a una oficina comercial como sucede en muchas empresas internacionales. Al contrario, como nos explica Ángel Álvaro, en su sede en Madrid se fabrican componentes de última generación que están en naves de Estados Unidos. De hecho, han contribuido en más de 600 satélites, sondas y vehículos espaciales. El responsable de investigación y desarrollo de forma didáctica y amena nos explica todos los procesos por los que pasa la construcción de un satélite. Desde la revisión por rayos X, pruebas de vibración para despegue, etc. También nos desvela su nuevo proyecto un satélite que podrá conocer la salud de las plantas del planeta gracias al reconocimiento del proceso de fotosíntesis. Un satélite puede fabricarse entre 3 y 12 años y su coste mínimo es de 100 millones de euros, de media pueden ser unos 500 millones.