La carrera por conseguir la vacuna contra el coronaviruscontracoronavirus está suponiendo un hito en la historia del desarrollo científico. Nunca antes tantas instituciones, multinacionales farmacéuticas y gobiernos de todo el mundo habían trabajado hacia un objetivo común. Hasta el momento se llevan invertidos 6.300 millones de euros en investigación frente a la pandemia, la mitad dedicada exclusivamente a encontrar una vacuna. Actualmente hay algo más de 140 en desarrollo, pero muy pocas, tan solo seis , se encuentran en su fase más avanzada.
Esta semana Rusia sorprendía al mundo anunciando que tiene lista ya la que sería la primera vacuna contra el COVID-19, y que en septiembre comenzará su distribución para la inmunización masiva de sus ciudadanos. Sin embargo, la opacidad de sus investigaciones y la rapidez con la que, supuestamente, la ha conseguido los científicos del Instituto Gamaleya, hace sospechar a científicos y gobiernos de otros países de su efectividad real, principalmente a Estados Unidos.
La operación 'Velocidad de la Luz' lo dice todo sobre el empeño de Washington en ser los primeros en conseguir el secreto de la inmunización. El objetivo, expresado más por políticos que por científicos, es que esté lista a finales de este año. Liderados por Moderna, empresa que jamás antes ha desarrollado una vacuna, los estadounidenses comparten los primeros puestos en esta carrera mundial.
Lo hacen con China, aunque, como en el caso de Rusia, su desarrollo está siempre oculto bajo el férreo control gubernamental. Intereses políticos y económicos que chocan con el fin científico. "Son los gobiernos, más que los científicos, los que lo envuelven todo en cuestiones nacionales. El virus no reconoce fronteras, y la ciencia tampoco", explica David Ho, científico de la Universidad de Columbia.
Otro aspecto positivo de esta carrera es que se está llevando a cabo por tres vías distintas: la clásica, como en el caso de los chinos; la moderna, que ejemplifica la Universidad de Oxford, y la totalmente novedosa que representa la estadounidense Moderna. Sea como sea, y a falta de sorpresas, la previsión es que la vacuna no esté lista hasta el año que viene. España también participa en esta carrera vertiginosa. A través del CSIC. Aunque chinos, estadounidenses, británicos o rusos den antes con su vacuna, es imprescindible que España acabe encontrando la suya.