Hay dos cosas que se pueden hacer cuando alguien se encuentra a un animal abandonado. Llamar directamente a la policía local o llevar al animal a un veterinario para que le lean el microchip y así averiguar si tiene dueño y se ha extraviado o si, por el contrario, es callejero. En el segundo caso, el veterinario suele llamar a la policía, que es quien se encarga de su custodia desde ese momento.
Cuando la policía lo recoge (o lo encuentra), se lo lleva a su propio centro de adopción animal. Si no lo tiene, porque hay municipios muy pequeños que no cuentan con estas instalaciones, lo derivan al centro de adopción de la comunidad (en el caso de Madrid es el CIAM). El CPA de Fuenlabrada, gracias, en parte, a su constancia en las redes sociales, consigue reunir con éxito a perros perdidos con sus dueños en muchas ocasiones. ¡Sólo hay que ver sus caras de alegría cuando se reencuentran!
Sin embargo, no todos tienen esa suerte porque, o son callejeros desde hace tiempo, o sus dueños se han desentendido de ellos para siempre. En este caso, los CPA ponen a los animales en adopción (les someten a un tratamiento veterinario previo) y, aunque nos resulte difícil de creer, con mucha difusión, empeño y compromiso, la policía consigue darle a la mayoría una nueva familia y, por lo tanto, una nueva vida.