Popularmente se dice que, si hubiera un cataclismo planetario, cayera un meteorito en La Tierra o se produjera un segundo Big Bang, sólo habría un ser vivo que sobreviviría al fin de nuestros días, incluso sin cabeza: las odiadas cucarachas.
Sin embargo, todo fan de Marvel sabe que este dicho es falso, y que existen unos milimétricos microorganismos que, además de compartir el mundo cuántico con el diminuto Antman, son las criaturas reales más resistentes que podamos imaginar.
Se trata de los tardígrados, más comúnmente conocidos como ‘osos de agua’ o ‘ositos de agua’, pues el movimiento de sus cuatro pares de patas recuerda a los andares de un oso de tamaño normal. Los tradígrados son unos animales acuáticos que tienen tantos poderes como el héroe cinematográfico que los ha mostrado en la gran pantalla, pues son los seres más resistentes de la faz de la Tierra.
Tienen tanta capacidad de adaptación, que podrían sobrevivir a la radiación, en el espacio exterior o a temperaturas de congelación extremas como los -200 grados o unos abrasadores 150 grados, siempre y cuando se encuentren en su fase crioptobiosis. Es decir, el oso de agua es una crituarura que, como indica su nomenclatura, necesita el agua para existir, necesita estar hidratado.
Cuando lo está, no es más que otro microorganismo normal y corriente, que no debe encontrarse en lugares donde se superen los 37 grados. Sin embargo, si entra en criptobiosis, se seca, se 'duerme', y se protegese protege de cualquier agresión exterior, por muy agresiva que sea.
Su tamaño es mínimo - mide 0,55 milímetros - pero, en contra de lo que se pueda pensar, se puede observar a simple vista. Podemos encontrar osos de agua en zonas naturalmente húmedas - nunca los hallaremos en un desierto - como es sobre las hojas de los musgos y los líquenes. Por ello, todo el que quiera tener una legión de estos superhéroes en casa, sólo tiene que cuidar bien de estas plantas.