Esta nebulosa de reflexión en forma de murciélago no emite luz, pero cuenta con la iluminación de un grupo de jóvenes estrellas alojadas en el interior de su núcleo, visibles débilmente a través de las nubes de polvo, tal y como informa el portal web SNC.
Los astrónomos consideran que se constituyó gracias a potentes vientos estelares procedentes de estrellas masivas más alejadas. Estas corrientes de plasma abrasador tienen su origen en las capas superiores de la atmósfera de una estrella y son lanzadas a velocidades increíbles, dando forma a las nubes que recluyen a las estrellas nacientes de este ‘murciélago’.
El primero en hablar sobre el NGC 1788 fue el astrónomo germano-británico William Herschel, que la incluyó en un catálogo que más tarde sirvió como base para una de las más importantes colecciones de objetos del cielo profundo: el Nuevo Catálogo General (NGC por sus siglas en inglés).