La depresión y la baja autoestima son síntomas comunes entre las mujeres que no pueden tener descendencia. Una especialista ha señalado que la actitud adoptada por la mujer al conocer la noticia suele ser de duelo, depresión y baja autoestima. "Duelo por la pérdida, el deseo no realizado que causa frustración, rabia, anhelo, tristeza o culpa, y que en muchas ocasiones rompe las parejas que se someten a tratamiento", ha comentado Elena Iracheta, doctora de la Unidad de la Mujer del Hospital Ruber Internacional de Madrid.
En este tipo de procesos, añade, que la mujer vive la situación estresante al depender de un tratamiento específico, de estar pendiente de avances que puedan surgir e incluso de tener relaciones sexuales fijadas. Este hecho supone una carga emocional "muy intensa" para la mujer que lo padece, siendo acompañada en muchas ocasiones de sensación de culpa, baja autoestima o depresión en casos extremos.
La inversión económica, otro 'hándicap'
Además de la tarea psicológica que implica pasar por un proceso de infertilidad se añaden otros obstáculos como el económico. Realizar un proceso de 'Fecundación in vitro (FIV)' suele ser costoso, un punto negativo que hace alejarse a muchas mujeres de la idea de 'ser madre'. Otro tema que agobia a estas mujeres es la intensa presión familiar y social que sufren. La clásica pregunta sobre la reproducción incomoda a muchas mujeres que desean y no pueden ser mamás. De manera "insistente", diversas personas preguntan a las parejas por el proceso de maternidad sin conocer el motivo de impedimento en muchas ocasiones.
"Normalmente, la mujer que no puede tener hijos se siente 'menos mujer', siente que 'pierde' cosas continuamente: pierde el control de algo tan importante como tener un hijo, pierde el deseo de un embarazo, parto y bebe, pierde en ocasiones la posibilidad de ser madre biológica (y continuidad genética), pierde años de su vida en estos intentos", ha señalado la psicóloga.
Por último, ha instado a las mujeres que atraviesan este proceso a recibir si fuese necesario terapias psicológicas, o simplemente "charlar entre ellas" como modo terapeútico.
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