Este es un perfecto ejemplo de que la sociedad española está perdiendo los nervios por completo. Una mujer que había dado positivo en COVID 19 ha escupido a los agentes de la Guardia Civil que la estaban deteniendo. Su marido les había llamado para que acudieran a su domicilio porque decía que ella le había golpeado y esa fue la reacción de la mujer.
Esto ha ocurrido justo en la peor semana para la Guardia Civil en España, pues dos de sus miembros, muy jóvenes, de 37 y 38 años, han muerto después de infectarse de coronavirus y sin tener patologías previas. El último infectado en morir ha sido un agente que trabajaba en una prisión de Ciudad Real y que llevaba tres días presentando síntomas.