Miguel Ángel Revilla estaba ya conectado con 'Cuatro al día' (a la espera de su entrevista) mientras Cristina contaba su complicada situación económica. Cristina es una mujer cordobesa que ha perdido su negocio (relacionado con las bodas y celebraciones de eventos) por la crisis del cornavirus y, por eso, este año, su hijo de 7 años y ella han renunciado a salir de vacaciones.
A eso se le añade que el niño, que tiene miedo de salir a la calle, tampoco podrá disfrutar de su piscina comunitaria, según le ha confirmado la casera a Cristina, que está en una vivienda de alquiler. Cuando Revilla ha escuchado toda esta historia, no ha podido contener las lágrimas, una imagen poco usual en el alegre Presidente de Cantabria. "Ojalá me los pudiera traer yo a Cabárceno. Cuesta oír estas cosas", ha dicho Revilla.
Una vez controlado el rebrote en Basurto - motivo por el que el País Vasco no quiso abrir sus fronteras al corredor del norte - Revilla ha anuncido con gusto que Cantabria estará abierta para todos los españoles, también para los madrileños, a los que recibirá "con los brazos abiertos".
Cantabria es ya una ciudad segura pues, en el último mes, ha registrado -entre el 11 de mayo y el 11 de junio-, ocho nuevos casos de COVID-19 entre el personal del Servicio Cántabro de Salud, tres de ellos en los últimos 14 días.
Este dato sitúa a Cantabria como la cuarta comunidad autónoma con menos sanitarios contagiados por coronavirus en este periodo de tiempo, en el que en todo el país se declararon 1.429 casos, según datos del Ministerio de Sanidad.