La hija de 14 años del pastor Frank Pomeroy, Annabelle Pomeroy, es una de las víctimas de la peor masacre en la historia de Texas, EEUU. Su padre, que estaba fuera de la ciudad durante el suceso, ha dicho que se ha perdido una “chica maravillosa”.
Bryan Holcombe estaba sustituyendo al padre de Annabelle. Los testigos dicen que él fue la primera víctima de Devin Patrick Kelley. Junto a él ha muerto su esposa Karla Holcombe, profesora, y su nuera Crystal, que estaba embarazada. Los Holcombe, que ahora estaban jubilados, habían dirigido un taller de lonas y llevaban 25 años asistiendo a esta iglesia.
"Mi padre era un buen hombre y le encantaba predicar. Él tenía buen corazón", ha explicado su hijo Scott Holcombe al Herald-Tribune.
Joann Ward y dos de sus cuatro hijos también han fallecido, según publica Dallas News. Las víctimas de esta familia son la madre, Brooke, de seis años, y Emily, de ocho. El hijastro de Ward, Rylan, de cuatro años, recibió cuatro disparos y permanece en el hospital tras una cirugía de emergencia. La hija mayor, Rihanna, de 9 años, escapó de las heridas escondiéndose debajo de un banco cuando sonaron los disparos.
Amanda Mosel, de 34 años, le dijo a MySA que su ahijada de 13 años murió durante el tiroteo. Ella se saltó la misa pero normalmente asiste al sermón. "Es una iglesia pequeña y unida", ha explicado.
Las 26 víctimas del tiroteo de Texas tenían entre cinco y 72 años. El agresor, Devin Patrick Kelley, de 26 años, ha sido encontrado muerto en su furgoneta. Un vecino lo siguió en su huida de la iglesia y logró dispararle. La autopsia revelará si murió de las heridas o se suicidó.