En vilo. Así se encuentran los equipos de rescate en Génova a la vista de las grietas que presenta uno de los pilares del puente Morandi. El temor crece ante la posibilidad de que se pueda producir un nuevo desastre. La posibilidad de que el viaducto no aguante y una parte pueda caer sobre las viviendas que se encuentran debajo de él crece por lo que sus propietarios ya han sido desalojados de sus casas. El alcalde de Génova, Marco Bucci, se ha comprometido a que pase lo que pase, esas viviendas “serán destruidas y se dará a los ciudadanos una casa nueva”.
De hecho, una vez que en el derrumbe del martes cedió el pilar principal del puente, los bomberos aseguran que el viaducto no se puede salvar: o bien se derriba, o colapsará por si mismo. Algo que comparte sin dudas el alcalde de la capital de la Liguria, Marco Bucci, “Tengo serias dudas de que las viviendas de debajo del puente puedan mantenerse en pie, no se pueden salvar porque el puente posiblemente será derribado”, que fija ahora en la reubicación de sus vecinos como “prioridad número uno”.
La tensión crece un día después del desplome que por el momento se ha llevado la vida de 39 personas y cuando los bomberos se han pasado horas a contra reloj supervivientes entre los amasijos de cemento y acero. Las dudas han crecido visto el aspecto del puente días antes de que se desplomara y ante las advertencias de que se trataba de una construcción que había sido más que criticada por los expertos. Incluso se ha puesto en duda que el reconocimiento del mismo se hiciera con la diligencia debida algo que la empresas Autostrade ha negado en un comunicado destacando que sí se realizaron revisiones trimestrales de la infraestructura y no se detectaron problemas que hiciesen temer lo ocurrido el martes, cuando gran parte del viaducto --construido en los años sesenta-- se vino abajo.
El primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, de hecho ha anunciado que su Gobierno iniciará el procedimiento administrativo para retirarle la concesión a Autostrade per l'Italia, responsable de la autopista A10 y del puente Morandi que se vino abajo este martes en Génova.
"No podemos esperar a lo que diga la Justicia", ha afirmado el primer ministro, que ha apelado a la necesidad de "viajar de forma segura" y a las obligaciones de Autostrade con el mantenimiento de la autopista A10 en todos sus tramos, según medios locales.
Por otra parte, Conte también ha anunciado la declaración del estado de emergencia en la zona de Génova durante un plazo de 12 meses, tal como habían solicitado en las últimas horas las autoridades locales. Asimismo, se desbloqueará un paquete inicial de 5 millones de euros para responder a las primeras necesidades.
"Lo primero de todo los directivos de Autostrade per l'Italia deben dimitir", ha sostenido El ministro de Transportes italiano, Danilo Toninelli, en un mensaje publicado en su perfil de Facebook, tras expresar su "rabia porque en un país civilizado no se puede morir por un puente que se derrumba".
El ministro, miembro del partido antisistema Movimiento 5 Estrellas, ha recalcado que quienes sean responsables de "esta tragedia injustificable deben ser castigados" y ha arremetido contra las empresas que gestionan las autopistas italianas, "a las que desembolsamos los peajes más caros de Europa mientras ellos pagan concesiones a precios vergonzosos".
"Recaudan miles de millones, pagan en impuestos unos pocos millones y no realizan ni siquiera el mantenimiento que sería necesario en puentes y ejes viarios", ha lamentado el titular de Transportes, anunciando que ha activado "todos los procedimientos para la eventual revocación de las concesiones, y para comenzar multas de hasta 150 millones de euros".
"Si no son capaces de gestionar nuestras autopistas, lo hará el Estado", ha asegurado Toninelli. El ministro de Transporte ha prometido además que el Gobierno de coalición pondrá en marcha "un verdadero 'Plan Marshall' para asegurar las infraestructuras, muchas de las cuales fueron construidas en los años 60 y 70".
El viceprimer ministro y líder de la Liga, Matteo Salvini, ha defendido por su parte que "la revocación de las concesiones es lo mínimo que se puede esperar" tras lo sucedido y que se identifique a los responsables. "Alguien no hizo lo que debía", ha subrayado, denunciando que se trata de una de las autopistas más caras de Italia y poniendo en duda que no hubiera indicios de que algo así podría suceder.
Asimismo, en declaraciones a la cadena Sky, ha sostenido que el "Gobierno tiene la obligación de radiografiar y controlar todas las obras públicas en el país", incluidas las de gestión privada, e invertir en hacerlas seguras.
Por su parte, el también viceprimer ministro y líder del M5S, Luigi di Maio, ha defendido que el derrumbe "se podía evitar" puesto que "no se realizó el mantenimiento". "Los responsables tienen nombre y apellido y son Autostrade per l'Italia", ha subrayado Di Maio, en declaraciones a Radio Radical.
En este sentido, ha considerado que puesto que Autostrade no realizó el mantenimiento "hay que retirar las concesiones y pagar multas". Además, al igual que Toninelli, ha sostenido que si una empresa privada no es capaz de cumplir con su cometido, "lo gestionará el Estado".