Otros rescates que mantuvieron al mundo en vilo
No es la primera vez que el mundo entero está pendiente de un rescate contra el reloj. Agosto de 2000.
Submarino Kursk
Una explosión en la sala de torpedos envía al submarino nuclear ruso Kursk al fondo del mar de Barents. A bordo viajan 108 militares.
El submarino era una de las joyas de la marina rusa y guardaba los secretos nucleares de su ejército. Vladimir Putin, que apenas llevaba unos meses al frente del país, lideró entonces una campaña de desinformación para esconder la catástrofe al resto del mundo, primero, y esconder la falta de medios y preparación del maltrecho ejército ruso después.
Tardó cuatro días en aceptar la ayuda de los gobiernos británico y noruego. Cuando consiguieron llegar a la escotilla de Kursk, ya era demasiado tarde.
Mineros chilenos
Otra vez un mes de agosto, año 2010. El techo de la mina de oro y cobre de San José, en Chile, se derrumbe. 33 mineros quedan atrapados en su interior, a 800 metros de profundidad. 17 días después del accidente y cuando se había perdido toda esperanza, los equipos de rescate encontraron a los mineros con vida.
Allí pasaron otros 43 largos días, hasta un total de 70, sobreviviendo gracias al agua y la comida que les llegaba desde el exterior por un tubo de 12 centímetros de diámetro. Su rescate se convirtió en un evento mediático global. Más de 100 millones de personas vieron en directo cómo el primero de los rescatados alcanzaba la superficie.
Atrapado en una burbuja de aire
El caso de Chile es un claro ejemplo de que nunca hay que perder la esperanza. Y si no que se lo digan a Harrison Okene. Al pobre buzo casi le da un infarto cuando vio aparecer una mano bajo el agua. Okene trabajaba como cocinero en un barco que naufragó. Cuando los equipos de rescate intentaban recuperar los cuerpos de los 12 tripulantes, se encontraron a Okene con vida, a 30 metros de profundidad, atrapado en una bolsa de aire.