El jurado de Florida no ha sido unánime y el español ha sido sentenciado a cadena perpetua por un triple asesinato cometido en 1994. Pablo Ibar pasará prácticamente toda su vida en la cárcel. Sin duda la decisión tomada es un logro, pero no es suficiente", expresa el portavoz de la Asociación contra la Pena de Muerte del acusado
Su familia, que le ha arropado en todo momento, no se rinde y anuncia una apelación que saben que podría tardar años. La última en defender su inocencia ante el jurado fue su esposa, Tanya Ibar Quiñones, quien utilizó argumentos conmovedores. Sin poder contener las lágrimas, ha asegurado que su marido es "un buen hombre", un padre "ejemplar" para sus hijos de 7 y 12 años de edad, al que los pequeños "admiran".
Pablo Ibar lleva en prisión desde 1994 por el triple asesinato de Casimir Sucharski, propietario de un club nocturno, y de las modelos Sharon Anderson y Marie Rogers, en Mirarmar, Florida, EEUU. Son ya más de dos décadas de litigios en una batalla judicial que no ha estado exenta de irregularidades. Casi 25 años de cárcel durante los cuales pasó 16 en el corredor de la muerte.
El primer juicio, en el que también se juzgaba al otro detenido a raíz del triple asesinato, su amigo Seth Peñalver, llegó entre 1997 y 1998 y, por falta de unanimidad en el veredicto, fue declarado nulo. Un año más tarde, a principios de 1999, un segundo juicio se celebró hasta quedar aplazado porque quien fuese abogado de Ibar fue acusado de agredir a una mujer embarazada en un incidente de violencia doméstica. El proceso judicial de Peñalver, sin embargo, siguió su curso, y llegó a ser condenado a muerte, aunque después se le exculparía al no haber evidencias suficientes sobre su implicación en el caso.
En el 2000, a Pablo Ibar le condenaron a la máxima pena y sería dos años más tarde cuando el Supremo de Florida anuló la decisión dando paso a nuevos procedimientos. El último, el cuarto juicio de todos a los que se ha enfrentado, comenzó el pasado 26 de noviembre de 2018, y fue el 19 de enero del presente año cuando, derribando cualquier resquicio de las esperanzas que pudiese albergar, fue declarado, nuevamente, culpable de ese triple asesinato del que siempre se ha declarado inocente.