Si ayer conocíamos la trágica historia de la pasajera fallecida al ser succionada por la ventanilla rota de un avión, hoy sabemos que la tragedia pudo ser peor. Y que la explosión de ese motor no terminó con el aparato estrellado porque a los mandos estaba una mujer: una antigua piloto de cazas militares a la que ya llaman 'nervios de acero'.