“¡Ya voté!”, gritaba la mujer el pasado jueves nada más emitir su voto. A pesar de su delicado estado de salud, que la obligaba a recibir cuidados paliativos y a estar conectada constantemente a oxígeno, Phillips participaba por primera vez en unas elecciones. El lunes 5 de noviembre, cuatro días después de esto, fallecía.
“Ella pensaba que todo el mundo tiene que expresarse y que se tienen que escuchar todas las opiniones políticas”, ha señalado su nieta al periódico Time. Sin embargo, Gracie nunca lo había hecho debido a sus cargas familiares. La mujer se casó cuando tan solo tenía 15 años y tuvo 7 hijos. Con una economía delicada, su marido temía que la despidieran si expresaba su pensamiento político.
Once años después de que su pareja muriese, Gracie le confesó a su yerno Jeff Griffith que uno de sus deseos era poder participar en las elecciones de Estados Unidos. Por ello, hace unas semanas, mientras estaba hospitalizada, se inscribió para poder ejercer su derecho.
Algo que consiguió tan solo unos días antes de fallecer. “Si mi abuela, con 82 años, hospitalizada y con oxígeno, ha podido venir a votar, nadie tiene excusa para no hacerlo”, ha afirmado tras recalcar que su abuela lo único que quería es que la gente participara, independientemente del partido.