Todo empezó con la estrella y quarterback de los San Francisco 49ers, Coliln Kaepernick. En plena efervescencia del movimiento 'Black Lives Matter', el jugador decidió que era su responsabilidad emplear su fama para dar voz a los que clamaban contra el trato injusto que recibía la población afroamericana, sobre todo, por parte de la policía. Su gesto, hincar la rodilla en el suelo durante la interpretación del himno nacional, se convirtió en un símbolo en todo el país... y le mandó directo al paro.
Trump convirtió a Kaepernick en el enemigo público de la patria. La presión de sus seguidores fue tal, que nadie se atreve ahora a contratarle y desde entonces sigue sin equipo. La jugada fue todo un éxito para Trump, que vio en las protestas de los jugadores de la NFL una oportunidad perfecta para azuzar a sus masas. Sus ataques a Kaepernick se extendieron al resto de jugadores primero, y a la liga y a sus propietarios después. Llegó incluso a llamar al boicot de un deporte cuyos seguidores son, en su inmensa mayoría, conservadores.
Hace sólo una semana Trump se salió con la suya y consiguió que la NFL prohibiese las protestas duarnte el himno. Ahora, los jugadores pueden quedarse en el vestuario como señal de protesta si lo consideran oportuno, pero no pueden arrodillarse sobre el césped. Es en este contexto en el que hay que entender lo ocurrido en su fiesta patriótica. Trump, como manda la tradición, había invitado en un principio al equipo a la recepción oficial en la Casa Blanca. Sin embargo, la mayoría de jugadores habían rechazado la invitación y no pensaban acudir. Para evitar el desagravio, Trump decidió el lunes cortar por lo sano y canceló la invitación a todo el equipo.
Su excusa fue que no podía recibir a los que faltan el respeto a la bandera. Pero su argumento tiene un grave problema de fondo. Esta temporada ningún jugador de los Eagles ha protestado durante el himno. Ni siquiera se han quedado en el vestuario. Parece evidente que The Donald no estaba dispuesto a que un grupo de jugadores hiriera su frágil ego.
Por si toda la polémica no fuese suficiente, la ultraconservadora cadena de noticias Fow News se puso del lado de su presidente y se llevó la historia a titulares. Historia que ilustraba con jugadores de los Eagles arrodillados sobre el césped. Aunque había un pequeño problemita con la foto: estaban rezando y no protestando. La cadena ha tenido que disculparse públicamente.
Pues bien. Es en este contexto en el que se ha producido la insólita imagen que abre esta noticia. Durante esa 'fiesta partriótica' para "honrar al himno", uno de sus invitados ha imitado la protesta de Kaepernick y ha clavado su rodilla en el césped de la Casa Blanca mientras sonaba el himno de fondo. Todo un tiro por la culata que quedó recogido en este tuit de una corresponsal del medio sueco SVT:
Para rematar el tiro por la culata, durante esa misma ceremonia también se entonó el 'Que Dios bendiga a América'. Una canción patriótica de la que Trump no parecía recordar la letra.