Once noches de protestas por la muerte del afroamericano George Floyd a manos de la policía de Minneapolis. Las manifestaciones parecen dejar atrás los saqueos de las primeras protestas y en las que en algunos casos confraternizan manifestantes y policías. El movimiento contra la brutalidad policial no sólo se limita a Estado Unidos, pero allí continúan mientras se celebran homenajes y actos religiosos por Floyd.
Los enfrentamientos son algo puntual que se dan cuando empieza el toque de queda y los manifestantes se niegan a volver a sus casas. Y, precisamente, por ello la policía detuvo la pasada noche en Nueva York a 40 personas, un número mucho menor al de los últimos días.
El espíritu en el segundo fin de semana de protestas por la muerte de George Floyd no tiene nada que ver ya con la violencia. En Atlanta, minutos antes del toque de queda, la Guardia Nacional de EEUU ha bailado a ritmo de 'La Macaren' con los manifestantes, una reconciliación simbólica, un ambiente festivo previo a la gran manifestación que recorrerá Washington la tarde del sábado.
La capital estadounidense cuenta ya con un tramo de calle en honor a las víctimas negras, precisamente la que lleva hasta la mismísima Casa Blanca, por decisión de la alcaldesa demócrata.
Los homenajes y protestas que se extienden por los cinco continentes. El último grito de George Floyd, “no puedo respirar”, recorre el planeta. También lo recorre la solidaridad. De hecho, todo un primer ministro de Canadá se ha mostrado rodilla en tierra, contra el racismo, sorprendiendo a los presentes al participar en la concentración frente al Parlamento.
Quien no se arrodilla es Donald Trump, en plena crisis saca pecho por los datos del desempleo y hasta se atreve a mencionar en su discurso al propio Floyd: “Espero que George Floyd esté mirándonos ahora mismo y diciendo ‘esto que está pasando en nuestro país es genial’. Es un gran día para él, es un gran día para todo el mundo, es un gran día en términos de igualdad". Estas palabras han escandalizado a su rival, el candidato demócrata Joe Biden, que lo ha calificado como “despreciable”.
Tras el primer funeral por la víctima en Minneapolis, sus restos mortales están ya en Raeford, en Carolina del Norte, su ciudad natal, para un velatorio público y una ceremonia familiar este sábado. El último adiós será el martes en Houston donde pasó la mayor parte de su vida.