La creatividad inundó el pasado fin de semana la ciudad belga de Marche-en-Famenne. Más de 100 artistas callejeros deleitaron a los ciudadanos con sus mejores disfraces, para ejercer de estatuas vivientes de lo más variadas: bañadas en oro, con lazos en la cabeza e incluso decapitadas. Este espectáculo visual estuvo acompañado de bailes, juegos, trucos de magia y, sobre todo, muchas sonrisas.