El acuerdo al que han llegado México y Estados Unidos
se resume en la amenaza de Donald Trump a López Obrador por la cual ha pedido el compromiso de su vecino para detener el flujo migratorio o de lo contrario subirá drásticamente hasta un 25% los aranceles a todos los productos mexicanos que entren en los Estados Unidos.
Por su parte, el presidente de mexicano aseguró ayer que celebraba el acuerdo, pues "nos estaba colocando en una situación muy difícil, muy incómoda". A partir de ahora, según sus palabras, su país se compromete a endurecer el control migratorio a través de su país para evitar la llegada a Estados Unidos. Además, México también se ha comprometido a aceptar de vuelta a todos los inmigrantes que cruzan la frontera sur del país gobernado por Trump.
A día de hoy, en los tribunales migratorios estadounidenses todavía hay 700.000 casos pendiendentes de asilo, pues estas peticiones son cuestiones jurídicas que pueden alargarse años.
Luis García, voluntario centro de acogida a inmigrantes aseguraba contrariado que "un paranoico un enfermo mental en el poder de los EEUU el tirano Donald Trump" está "presionando a México para tener votos, nada más".
Con este nuevo acuerdo, a todos estos miles de inmigrantes mexicanos solo les quedan dos opciones: esperar por su petición de asilo o regresar a la pobreza y la violencia de la que están huyendo.
El gobierno de Estados Unidos se ha comprometido a aportar 5.800 millones de dólares para un plan de desarrollo que contenga esta crisis migratoria, pero realmente es solo es la mitad del dinero que pedía México.