No han habido preparativos, ni banderas, ni himnos, ni pompa alguna. En un escenario gélido, entre torres de vigilancia, alambradas y casetas de madera, Donald Trump se ha convertido en el primer presidente estadounidense de la historia en cruzar la linea de demarcación de las dos Coreas y pisar territorio norcoreano, para regresar después ambos al otro lado e intercambiarse elogios.
El joven dictador norcoreano estaba esperando Trump para darle la mano y, después, ha invitado la presidente estadonunidense a entrar en su país. Trump no ha dudado en dar un paso histórico sobre el bordillo que sirve de línea divisoria y ha caminado brevemente por el lado norcoreano. Tras su histórica cita en el Paralelo 38, han mantenido una reunión a puerta cerrada.