Nash se presentó ante los legisladores para afirmar que los funcionarios sabían que el animal era una amenaza y no tomaron medidas. En breves declaraciones a un comité legislativo, Nash dijo que el dinero podría ayudarle a pagar los gastos médicos y darle la oportunidad de una vida cómoda, informa Dailymail.co.uk.
Charla Nash, de 60 años, se quedó ciega, perdió ambas manos y tuvo que someterse a un trasplante de cara tras el ataque. “El estado sabía lo que podía pasar y falló al protegerme”, ha explicado Nash.
El año pasado, el Comisionado de Reclamaciones del Estado rechazó la petición de Nash de permitirle demandar al Estado, pero el Comité Judicial de la Asamblea General está examinando un proyecto de ley que anule esa decisión.
El animal de más de 90 kilos (200 libras), conocido como Travis, atacó a Nash el 16 de febrero de 2009, cuando fue a la casa de la propietaria, Sandra Herold, para ayudarla a controlar al animal. El animal se volvió loco y arrancó la nariz, los labios, los párpados y las manos de Nash antes de ser matado a tiros por un policía.
Nash reside en un centro de convalecencia de Massachusetts donde espera un segundo trasplante de manos. Al mismo tiempo que se le realizó el trasplante de cara en 2011, también recibió un par de manos nuevas pero sufrió una infección.
Recibió cuatro millones de dólares de indemnización en 2012 de su demanda contra el patrimonio de la dueña del chimpancé, que murió en 2010. El abogado de Nash explica que sólo cobró una pequeña parte que costeó sus gastos médicos. Sus gastos de enfermería suponen aproximadamente unos 22.000 euros al mes y eso no incluye el coste de la atención médica adicional.
Los abogados de Nash argumentan que la ley estatal prohíbe la propiedad de los primates que pesan más de 22 kilos sin un permiso, y las autoridades tenían la obligación de embargar el chimpancé que era propiedad ilegal de Herold.
Meses antes del ataque, un biólogo del estado advirtió a los funcionarios del estado en un memorándum que el chimpancé podía dañar seriamente a alguien si se sentía amenazado. “Fueron todos negligentes porque ninguno de ellos hizo nada para evitar que este accidente ocurriera”, señala el abogado de Nash.
Sin embargo, el Comisionado de Quejas concluyó que no había ley en ese momento que previniera el ataque y que impidiera a Herold tener al chimpancé.