Minneapolis, la ciudad mas importante del estado de Minesotta, arde desde hace cuatro noches por la muerte de un ciudadano de raza negra, durante su estremecedora detención en la calle mientra suplicaba a un Policía que le dejara respirar. Ese agente ha sido acusado de asesinato. Pero ni los cargos contra él ni el toque de queda, han frenado los disturbios.
Los incendios y los saqueos se adueñan de las calles por cuarta noche consecutiva. De poco ha servido que el alcalde de la ciudad haya decretado el toque de queda o el gobernador del estado haya desplegado medio millar de soldados de la Guardia Nacional. El motivo de toda esta violencia es la muerte a manos de la policía de George Floyd. Este hombre afroamericano que el lunes fue detenido por ser sospechoso de usar un billete falso y poco después moría camino al hospital tras un nuevo caso de brutalidad policial.
Porque según todas las estadísticas, en Estados Unidos, un hombre negro tiene muchas más posibilidades de morir durante un arresto que un hombre blanco. Lejos de apaciguar el ambiente, Donald Trump, ha echado más leña a fuego con sus comentarios en Twitter amenazando con disparar a los manifestantes y llamándoles matones. El policía presuntamente responsable de la muerte de George Floyd ha sido formalmente acusado de asesinato en tercer grado y homicido imprudente pero eso no ha sido suficiente para apaciguar las protestas que se extienden por todo el país.