Fue la comidilla de los periodistas en esta conferencia: la canciller alemana estaba mucho más delgada. Hoy, la prensa de su país confirma el secreto mejor guardado: el de los diez kilos que separan esta foto - hace cuatro meses- de esta otra, hace unos días. (la foto de la izquierda - hace cuatro meses - de la de la derecha, hace unos días) ¿Y en qué ha consistido "La dieta Merkel"? Pues en dejar de lado estos carritos de las reuniones del partido llenos de carnes, quesos y galletitas y cambiarlos por el mediterráneo: con frutas, verduras y, ya saben, mucha agua...y nada de picoteos a deshora. No ha sido por vanidad sino por salud. Desde su accidente de esquí, los médicos se lo habían recomendado si quería olvidarse cuanto antes de ellas, las muletas. "Esbelta y juvenil" dicen los medios alemanes que desde la época de este escotazo que lució en la ópera de Oslo no había vuelto a revolucionarse así salvo para añadir nuevos colores a esta lista: la de su eterna chaqueta. Hay quienes ya le piden que de algún consejo a su ministro de Medio ambiente en 140 kilos y como bromea incapaz de lucar contra su apetito.