El túnel ferroviario de Somport, entre Canfranc en Huesca y Urdos en Francia, es una infraestructura centenaria que lleva más de 50 años cerrada. Hace justo cuatro años, el 27 de junio de 2018 empezaron las obras de la recuperación de la estación de ferrocarril de Canfranc que se ha renovado para dar paso a los trenes con ancho europeo y, además, se ha convertido el edificio histórico en un hotel de lujo.
A su vez, Pedro Sánchez, hace unos días en el Senado reafirmó su compromiso para su reapertura, con el anuncio de nuevas inversiones. Se trata de una reclamación histórica del Gobierno de Aragón que, por fin, ve acercándose el momento de su salida directa a Francia por tren. Acompañados por Carmelo Bosque, director general de urbanismo del gobierno de Aragón, recorremos los 7.875 metros (algunos textos citan 7874) que van desde Canfranc a Les Forges d’Abel.
Nos describe las condiciones tan duras con la que se realizó la obra en 1908: “Pico y pala, explosivos y alguna máquina de taladro a vapor. Pero nada que ver con las modernas tuneladoras”. Pese a lo rudimentario de los medios los que excavaban por el lado francés y español se encontraron con una precisión asombrosa: se desviaron sólo 2 centímetros, lo mismo que un dedo pulgar.
Después vinieron las vías, se construyó la estación y ya un 18 de julio de1928 el rey de España Alfonso XII y el presidente francés Gaston Dumergue inauguraron la línea. Sin embargo, en 1970 un extraño accidente en el lado francés sin víctimas cerró la línea que curiosamente ya no les resultaba rentable. La conexión continuó con un autobús. Alicia Fuertes antigua camarera del hotel internacional, nos relata como empezó todo a decaer.
Como señala Víctor López, exalcalde de Canfranc y miembro de la plataforma Grefco que reclama la apertura del tren: “Nosotros somos competencia de País Vasco y Cataluña por eso ellos, no han querido que se abriese este paso. Sobre todo Cataluña es la que menos le interesaba. Porque aquí nadie entiende que teniendo todo hecho todavía no se ha reanudado la comunicación”. Otro motivo es que hasta ahora Francia era reticente, sobre todo la extrema derecha francesa de Le Pen.