Esta semana prestaba declaración ante la justicia el cirujano que opero a Sara Gómez de una lipoescultura. Esa mujer de 39 años, murió un mes después de estar en la UCI por múltiples perforaciones en sus órganos. España es el país europeo donde más se realizan operaciones de estética. Cuenta con cerca de los 700 médicos titulados en esta especialidad. 12 000 mujeres de media cada año se realizan una liposucción en nuestro país.
Javier Alejandro Masso es el cirujano que intervino a Sara. Salía de declarar este miércoles ante la jueza de guardia. La magistrada le retiró el pasaporte pero puede, por ahora, seguir ejerciendo su profesión. Estaba apunto de abrir una clínica, casualidades, a escasos metros de la casa de Sara.
Ella contrató con el doctor Masso una lipoescultura tras rechazarla previamente otro cirujano. No creía que Sara tuviera grasa suficiente para realizarla pero Masso sí, y le realizó la lipoescultura. Consiste en retirar grasa en zonas como el abdomen, flancos y espalda y transferirla a otras partes del cuerpo.
El resultado fue la muerte de Sara. Más de 30 perforaciones en intestino, hígado, riñones que han sido realizadas con una cánula. Unas lesiones que la llevó a la UCI y de la que no salió. Según la familia de Sara, no es la primera víctima del médico.
Masso es cirujano cardiovascular, con un master de un año en medicina estética pero no en cirugía como se publicita en sus redes y en la clínica que estaba apunto de abrir. Casi sin experiencia, solo de dos años en esta modalidad.
La ley lo permite, cualquier cirujano puede operar en otras especializaciones. Por eso, los expertos piden un cambio de legislación para que como la familia de Sara ninguna familia sufra una pérdida como la de ella.