Cobrar por jugar con videojuegos. El sueño dorado de cualquier chaval no deja de ser un cliché. Un porcentaje muy pequeño de los aficionados con aptitudes llega a ser gamer profesional. Aunque es un sector al alza, los clubes no abundan. En España en 2018 se contabilizaron algo más de 100 jugadores profesionales. Muchos además tienen un sueldo mileurista apenas de subsistencia. Aún así también es un tópico que sea dinero fácil. Los afortunados en plantilla en un club como Óscar Canellas "Mixwell", jugador del Movistar Riders en CSGO, describen la dureza de su trabajo con jornadas de entrenamiento de 8 a 10 horas, atención psicológica para soportar la presión y pérdida de relaciones sociales. Condiciones no aptas para muchos. La media de carrera de un 'gamer' profesional se encuentra en torno a los 26 años y pocos son los que superan los 30.