La ofensiva rusa en el este y el sur no parece que esté dando los frutos esperados por Putin al que le gustaría poder tener alguna conquista militar importante que vencer antes del 9 de mayo cuando se conmemora la victoria de la URSS ante la Alemania nazi. Esa necesidad le hace más peligroso si cabe. En el punto de mira puede estar, también, la estratégica e histórica ciudad de Odessa, cuyo aeropuerto fue atacado ayer.
Proyectiles del sistema ruso de misiles Bastión han destruido la pista de aterrizaje del aeropuerto de la ciudad Odessa junto al Mar Muerto. Sin embargo, Moscú, sigue centrando su ofensiva en el sur y el este de Ucrania. El Ejército ucraniano continúa recuperando posiciones en los alrededores de la ciudad de Járkov
que hoy ha vuelto ser atacada por los misiles rusos.
En la región del Donbas, objetivo prioritario de Putin, los combates se intensifican. A pesar de la hegemonía aérea de Rusia sobre el campo de batalla, las tropas rusas avanzan aunque más lentamente de lo previsto
debido a las férreas defensas ucranianas. Mientras tanto, miles de civiles continúan intentado escapar de la guerra.
Ayer a última hora de la tarde y después de semanas escondidos bajo tierra, 48 civiles todos ellos mujeres y niños pudieron salir de las entrañas de la acería de Mariúpol. Fuentes ucranianas dicen que aún quedan cerca de un millar de civiles dentro de los túneles de al acería en condiciones infrahumanas.
El ministerio de defensa ruso, también, ha informado que ayer evacuó hacia Rusia a más de 18.800 personas desde la región del Donbas. Una evacuación que el gobierno ucraniano cuestiona
argumentando que la mayoría de esas evacuaciones son forzosas y en algunos casos se está utilizando a civiles para intercambiarlos por los soldados capturados por Ucrania.