Esta semana Ford ha comunicado que, independientemente de si le asigna la fabricación de su modelo eléctrico, su factoría de Almussafes (Valencia) que emplea a seis mil personas tendrá que sufrir una reestructuración. Es otra gota más de un proceso que está sufriendo este país: la desindustrialización que no ha parado de descender en los últimos años alejándonos cada vez más de las exigencias de Europa. Si esta pide un 20% sobre el PIB del sector industrial nosotros estamos en un 14%.
Como señala Jose Manuel Muñoz profesor de economía Universidad Nebrija, el pronóstico será que iremos perdiendo más empleo por encima de la media europea. Ya hemos visto como se acaba de cerrar la planta de aerogenadores de Acciona de Vall d’Uxio en Castellón. Sus empleados nos comentaban como fueron a la India a instruir a los que, sin saberlo, iban a deslocalizarles. Es una continuidad que no cesa con cierres muy conocidos como el de Alcoa, Nissan, Ence, etc. pero también otros más que han pasado desapercibidos hace años.
Ramiro Domínguez, diputado de Ciudadanos de Aragón, conoce bien el desmantelamiento de la fábrica de maquinaria Lebrero, en Zaragoza. “La compró una empresa India: Tata. Se hizo con la tecnología, aprovechó las ayudas públicas que se le dieron pero en vez permanecer se fue a la India”.
Diferentes delegados de industria del sindicato Comisiones Obreras como Ángel Manuel Santos de Castilla y León nos resume en un frase lo que ha supuesto la desindustrialización en León: “Ahora mismo hay más leoneses viviendo fuera de la provincia que en ella” o Juan Linares de Cádiz que insiste en que su provincia no puede vivir de las “cañas que sirven” refiriéndose al turismo ante la falta de empresas. De hecho, la pérdida continua de industria en Cádiz les ha puesto como la provincia con la tasa de paro más alta de España, tras Ceuta.
Si por un lado la patronal aboga por un pacto de Estado para la industria que mantenga unos precios continuos en la energía, etc. ese mismo pacto lo exigen también los sindicatos que están cansados de que se alarguen las conversaciones año tras año independientemente del color del gobierno sin que haya un plan estable por la industria. Por esos, Garbiñe Espejo, secretaria general de industria del sindicato Comisiones Obreras ha convocado una gran manifestación del sector el próximo 21 de julio en Madrid.