Un ataque ruso a Ucrania generaría de inmediato duras represalias económicas de la Unión Europea, entre ellas, una con consecuencias muy duras para ambos lados, la interrupción de las importaciones de gas ruso, que suponen el 40 por ciento de todo el gas que se consume en Europa. También afectará a nuestro país, pero no en cuanto a suministro se refiere.
Puede que piense que una posible guerra en Ucrania no va con usted. En ese caso es bueno que sepa que antes siquiera de dispararse la primera bala ya está pagando más por la bombona de butano o el recibo de la luz por culpa de ella. “El escenario de tensión actual ya está afectando. Nos ha subido ya mucho los precios del gas. En diciembre llegamos a ver precios del gas máximos históricos”, señala José Carlos Díez, economista.
Pagamos y pagaremos más en caso de conflicto. Lo positivo es que no nos va a faltar. Rusia está tan lejos que España nunca ha dependido de su gas. “Tanto por su situación, porque tiene mucho gas natural licuado, porque tenemos más renovables que muchos otros, lo pasaríamos mal, tendríamos precios altos, pero creo que tenemos una posición relativamente más tranquila que otros países”, apunta Gonzalo Escribano, del Real Instituto Elcano.
¿Saben que país no está tranquilo? Alemania y si este estornuda, Europa y, por lo tanto, España, se resfrían. “Si hay conflicto y se frena la producción industrial en Alemania y eso tiene impacto sobre la industria europea, eso frena bastante las exportaciones españolas y nos acabaría afectando, evidentemente”, indica Díez.
Es un nuevo golpe a la recuperación económica que se había iniciado. “Claro que aumentarían las tensiones inflacionistas, supondría problemas de competitividad, especialmente, si los precios en Europa son más altos que en el resto del mundo”, añade Escribano.
No obstante, para llegar a ese punto Rusia se arriesga también a hundir su economía. “Sus ingresos para el Tesoro ruso de gas y petróleo están por encima del 40 por ciento, con lo cual evidentemente sería una catástrofe y ya la economía rusa está sufriendo mucho”, dice.
La situación ha vuelto a reabrir el debate del modelo energético en el viejo continente. “No podemos cerrar centrales nucleares, que yo creo que hay que cerrarlas, hasta que tengamos conectado un suministro que garantice de manera estable esa compensación porque si no lo que estaremos haciendo, que es lo que han hecho los alemanes, es hacernos más vulnerables y darle más poder a Putin para hacer cosas de estas”, expresa Díez.
La búsqueda de nuevos proveedores de gas, la mejora de las renovables o una desnuclearización ordenada se plantean ahora como soluciones a medio plazo en Europa para reducir en la medida de lo posible los peajes del gas ruso.