Lo más común después de un suicidio es que los familiares se culpen por no haberlo podido evitar. Es lo que le pasó a Javier Giménez cuando su hija Sara se quitó la vida con 20 años. "Tardas en asimilar que no es culpa de nadie", dice.
Encontró apoyo en la asociación la Barandilla, que denuncia que aunque la conciencia social ha aumentado en los últimos años, los datos siguen sin mejorar. Ellos, y otras asociaciones, piden un Plan Nacional de Prevención que estudie las causas del suicidio.
"Se trata como un problema individual y eso desvía el foco de otras causas sociales, políticas, económicas y culturales", dice Miguel Guerrero, psicólogo experto en conductas suicidas.