El drama de la inmigración continua, un ejemplo ocurre en las aguas del mediterráneo. Sin embaergo, no es el único lugar ya que los migrantes huyen de sus países por cualquier medio. Antes de llegar al mar y subirse a bordo de una patera, muchos de ellos tienen que cruzar parte de África hasta llegar a Marruecos. Una travesía en la que muchos acaban perdiendo la vida.
Muertes que Europa ignora absolutamente hasta que llegan imágenes que golpean nuestras conciencias como las de una madre y su hija de seis años fallecidas al ser abandonadas en el desierto entre Túnez y Libia.
Se llamaban Fati y Marie. Madre e hija que tenían 30 y 6 años. Su muerte le pone nombre al infierno que están viviendo cientos de migrantes arrojados por el ejército de Túnez a este terrible desierto en la frontera con Libia. Con temperaturas de 50 grados, aquí es imposible sobrevivir sin refugio, comida y sin agua.
Por eso, el ejército vecino, el libio, recorre este paisaje inhóspito tratando de localizar supervivientes. Es el caso de una mujer que, a punto de desfallecer, implora un poco de agua. Hace apenas dos semanas, la Unión Europea le dio cerca de mil millones a Túnez para que cortara la salida de migrantes de sus costas hacia Italia.
Desde entonces, a los subsaharianos que se acumulan en su territorio los empezaron a expulsar al desierto. Alentados, además, por el odio racial que ha agitado el presidente Kais Saied. En la mayoría de los casos el rescate llega demasiado tarde.
También lo fue para quienes nos han permitido conocer este drama, hasta ahora anónimo, pero al que le han puesto cara y nombre una madre y una hija que se llamaban Fati y Marie.