El 24 de febrero se cumple el primer año de la invasión rusa de Ucrania. No fue ni la operación especial que anunció Putin, ni la guerra relámpago que prometieron sus generales. Doce meses después han muerto cientos de miles de personas, hay 8 millones de desplazados y el conflicto continúa sin que se divise un ganador a corto plazo. Los expertos creen que tarde o temprano Moscú y Kiev tendrán que sentarse a negociar. Pero se teme que antes Putin emprenda una gran ofensiva que podría ser inminente. De la rapidez con la que llegue la ayuda militar comprometida por Occidente dependerá que Ucrania pueda contener de nuevo el asalto o no.