En este combate no oirá ningún estallido, disparo, etc. pero es una de las luchas claves que se desarrollan en una guerra o ¿acaso no es fundamental saber dónde se encuentra el enemigo o dejarle incomunicado?, entre otras muchas posibilidades. La guerra electrónica o electromagnética usa las ondas o rayos. Así que si está en una zona de conflicto, aunque en el cielo no vea nada se estará desarrollando una feroz batalla invisible, en las ondas. Óscar Javier Gajete es teniente coronel, jefe de un batallón en el Regimiento de Guerra Electrónica del Ejército de Tierra, el REW 31 (por sus siglas en inglés 'EW Electronic Warfare'). Pese a que la guerra electromagnética es un campo tremendamente complejo, Gajete nos ayuda a comprenderlo de manera muy didáctica con ejemplos como los que aparecen en el video.
Imagine que un convoy atraviesa una llanura, entre sus vehículos destaca un blindado con antenas que va captando las ondas de radio de alrededor. De repente, un operador que no pierde de vista unas pantallas grita: “Warning, warning, (Peligro en inglés) actividad enemiga”
El convoy frena en seco. Sin embargo, todo se ve despejado. Lo que ha detectado el vehículo del regimiento de guerra electrónica REW 31 son las señales de radio en la que los enemigos se coordinaban para atacar. En otros casos puede que haya detectado un emisor de una bomba a distancia. A partir de aquí podemos preparar la defensa para repeler el ataque, es decir tomamos la iniciativa, o cambiar la ruta. Es decir, se han salvado muchas vidas y sin pegar un tiro. Esto, que ensayamos en un campo de maniobras en España, pasaba en Afganistán y ahora en Ucrania.
Básicamente la guerra electromagnética trata de todo lo que emita una señal radios, radares, teléfonos, los sistemas de posicionamiento como gps, los drones, satélites, emisiones infrarrojas y un larguísimo etcétera. Por ejemplo, permite conocer desde la trayectoria del misil caído hace días en Polonia hasta como, como no, localizar al enemigo. Esto se hace por sus emisiones de radio. Los soldados, para coordinar su ataque y no ser un ejército de “Pancho Villa”, hablan con sus mandos. Ahí es donde los sensores de guerra electrónica les detectan e incluso verifican su ritmo de avance. Pero también puede pasar lo contrario, como nos explica el teniente coronel Gajete, hacer creer que hay tropas donde no las hay con falsos emisores de radio que generan falsas comunicaciones, como si hubiera un campamento.
Las posibilidades de la guerra electrónica o electromagnética son amplísimas y pueden entorpecer señales de satélites, lanzar ondas de alta frecuencia que literalmente fríen los circuitos electrónicos, hasta desviar misiles como ha pasado en ucrania o tumbar drones. dirigidos por control remoto. Hay casos que asombran como cuando los rusos ubicaron a un general ucraniano al contestar una llamada de móvil creyendo que era su madre, los rusos guiaron el misil hacia su posición. Pero hay más posibilidades como la llamada guerra de navegación que perturba la señal de GPS, los rusos usan su propio sistema (GLONASS) y que hace que los aviones o barcos no sepan dónde están. Ahora, Ucrania tiene la iniciativa frente a un ejército hasta 5 veces mayor en algunos campos hasta 10, gracias en gran a las medidas de guerra electrónica de la OTAN. Y es que ya las guerras no las gana quien más cañones tenga sino el que mejor tecnología posea. Recuérdelo, sobre todo si va en un convoy.