La alegría y la energía de alrededor de 700.000 personas llenaron el Orgullo LGTBIQ+ de Madrid. Después de dos años, la marcha vuelve con fuerza y este año, con dos reivindicaciones: la primera, contra los delitos de odio y los discursos homófobos de la ultraderecha. Los organizadores reprochan al Ayuntamiento de Madrid que no hayan colgado la bandera arcoíris y que ni el alcalde Almeida, ni la presidenta de la comunidad, Díaz Ayuso, hayan asistido a la manifestación. Sus socios de Ciudadanos quitan peso a la ausencias. La segunda reivindicación es que se apruebe la ley trans. Con el propósito firme de seguir luchando se cierra este Orgullo, uno de los más inclusivos y más multitudinarios del mundo.