Estados Unidos vive una auténtica revolución en las calles por la última decisión del Tribunal Supremo. Los jueces han derogado la ley que desde hace 50 años protegía el aborto como derecho constitucional.

Ahora, la decisión queda en manos de cada estado. El presidente del país, Joe Biden, ha pedido la ayuda del Congreso para restaurar esa ley federal. En 2020, se practicaron casi un millón de abortos en el gigante norteamericano.

La periodista Mamen Sala, desde Nueva York, explica que Biden ha afirmado que es un día triste para el país y que es una decisión que pondrá en peligro la salud y la vida de millones de mujeres. Por ello, ha dejado claro que "esto no acaba aquí".

Biden ha instado a las mujeres de los estados republicanos que no pueden interrumpir sus embarazos a que viajen a los territorios demócratas que sí lo permiten, como es el caso de Nueva York.

Muchos temen que esto sea el principio de limitación de varios derechos después de que uno de los magistrados conservadores de la Corte Suprema haya sugerido que habría que revisar otras decisiones como las medidas anticonceptivas o el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Un hombre, al volante de su furgoneta, ha arremetido contra un grupo de mujeres que protestaban contra la revocación de la ley. Ha ocurrido en Cedar Rapids, Iowa. Uno de los 23 estados en los que se espera que, más pronto que tarde, se prohíba el aborto.

Las protestas se han hecho sentir en numerosas localidades del país. En California, una de sus congresistas, Maxine Watters, grita indignada: "Al infierno con el Supremo. Vamos a desafiarles. Las mujeres tendrán el control de sus cuerpos".

Después de casi cinco décadas, el máximo tribunal, de mayoría conservadora, señala ahora que el aborto no es un derecho constitucional. Nueve estados han aprobado inmediatamente la prohibición, sólo minutos después de conocerse la decisión.

Casi la mitad del país podría estar en la misma situación en cuestión de semanas.