Esta vez ha sido el incendio de Sierra Bermeja en Málaga, pero lamentablemente sucederán otros. Tras la destrucción de un fuego forestal vendrá otra pero sin llamas y en otoño, ya que si hay fuertes lluvias arrastraran el suelo, esa capa de sustrato de la que se alimenta la vegetación, porque no habrá árboles en las laderas de la montaña que lo retengan.
Jaime Martínez es doctor ingeniero agrónomo, investigador postdoctoral de la Universidad de Alicante y autor de “Los desiertos y la desertificación” de la editorial CSIC. Nos cuenta que los desiertos pueden deberse a dos causas: las exclusivamente climáticas como ocurre en Atacama o el Sáhara, o aquellos lugares en los que, además del clima, interviene el ser humano. Esto último es lo que sucedió en la Sierra de Gádor, Almería, que debido al florecimiento de la industria minera acabó para sus hornos de fundición con un bosque de encinas y Robles.
Lo importante, señala el especialista en desertificación es que un ecosistema se explote dentro de unos límites sostenibles. “Sin embargo, eso ahora no está sucediendo con la sobrexplotación de los acuíferos en Andalucía. Se está sacando más agua de la que se puede reponer y eso acabará por provocar su desaparición”, señala Jaime Martínez.
Mientras, Andrés Góngora, de la organización agraria COAG señala que el aprovechamiento del agua en la zona es máximo y que es la que más empleo genera de cualquier explotación de regadío en España. En cualquier caso, varios estudios científicos coinciden en que casi el 74 % de nuestro país está en riesgo de desertificación: el cambio climático y la sobreexplotación agrícola en Andalucía o ganadera en Cataluña las convertirá en un desierto a finales de siglo.
El 17 de junio se celebrará en España el día mundial de la ONU contra la desertificación y la sequía. Para 2050 esta afectará a tres cuartas partes de la población mundial