Lunes por la tarde: Clases de violín, martes: tenis, miércoles, lecciones de pintura; taewondo, el jueves y para terminar la semana baile. Esta agenda de actividades extraescolares es ficticia y quizá exagerada, es para algunos niños la realidad de su día a día en una semana agotadora y llena de obligaciones.
La psicopedagoga Cristina Albendea, de Emotiva CPC, advierte de los riesgos que puede tener el sobrecargar demasiado a nuestros hijos. "Vemos demasiados niños estresados, porque tienen una sobreestimulación de actividades; muchos padres y no quiero generalizar, salen tarde de sus trabajos y los meten a hacer actividades extraescolares que eligen ellos mismos".
En este punto todos los beneficios que pueden aportar las actividades extraescolares vuelan por los aires al encontrar que "estos niños no tienen una tarde para jugar con sus padres o simplemente para no tener ninguna obligación". Los estamos llevando a una rutina casi igual a la que tenemos como adultos".
De la misma opinión es Nora Rodríguez, autora de varios libros, entre ellos "Neuroeducación para padres" y educadora y directora de Happy School un espacio para la confluencia de Neurociencia, la Pedagogía y la Psicología que “después de todo un día encerrados en un aula, con qué nivel de estrés salen los niños, después de un día entero lo mejor serían los deportes, la pintura, música, lo que sea creativo, pero los que les guste a los chicos, no a los padres".
Según las web especializadas en el tema, las actividades extraescolares aparecen como la octava maravilla de la educación, porque los niños, aseguran, "adquieren mayor destreza oral, manual y visual, se estimula su creatividad e imaginación, alcanzan mayor confianza en si mismos, aprenden a trabajar en el respeto y la tolerancia hacia los demás, adquieren capacidad de trabajo en equipo".
Albendea se muestra de acuerdo con los beneficios enumerados, pero aclara algo importante: "Las actividades extraescolares no pueden ser una continuación de la estructura del colegio y si esto pasa es una sobrecarga", muchas veces no han sido elegidas por los niños, es necesario que tener en cuenta las características del interés de ellos".
Según datos del Ministerio de Educación, el 90 % de los niños de entre 6 y 16 años realiza alguna actividad extraescolar, mientras que más del 50%, dos o más a la semana. Pero ¿cuál es la cantidad de actividades que deberíamos programar a nuestros hijos en sus tardes?
La dosificación ideal de actividad no académica debería ser "un máximo de tres tardes ocupadas", dos sería mucho mejor que tres, porque así puede tener tiempo para otro tipo de actividades que el niño quiera realizar o simplemente quedarse en casa".
La mejor actividad extraescolar
Para esta especialista la mejor actividad extraescolar es la que es divertida, que ayuda a crecer, donde un niño se lo pase bien, aprenda algo y con una estructura distinta al cole, en un ambiente flexible, distendido y abierto.
Para Nora Rodríguez, la speaker internacional para el desarrollo de la Felicidad responsable, la mejor actividad extraescolar es la que sirve para reconectarte contigo mismo, con tu interior, como por ejemplo de percusión o una actividad sin finalidad lúdica. Trozos de maderas, de piedras con los que puedan construir para despertar la inteligencia intuitiva que es clave para la creatividad y el cerebro social, con lo que esto implica, ser generoso, ser altruista, los aspectos que nos hacen humanos".
"¿Por qué no hay actividades extraescolares que tengan que ver con el contacto la naturaleza?", se pregunta. “Por ejemplo, paseos para diferentes lugares por donde ellos puedan descubrir cosas. Sabemos que hay una relación directa entre el déficit de atención y la falta de contacto con la naturaleza".
María y Carmen son amigas, ambas son madres de dos chicos que tienen programadas actividades extraescolares de lunes a viernes, es decir todas las tardes. Unos días hacen natación, ajedrez, tenis, kárate y solfeo. María aclara, sin embargo, que a las clases de tenis van con ella y así pasan un rato juntos, "aunque la natación sí es obligatoria e innegociable al tener una piscina en casa es una cuestión de seguridad".
Ambas madres reconocen que hasta los nueve años, ellas junto a sus parejas decidieron qué actividades hacían, según sus gustos y no los de los niños. "Ya después ellos mismos eligen a qué apuntarse."
María y su marido decidieron las actividades extraescolares para sus hijos. "Elegimos deportes, porque pensamos que era algo sano para ellos, que les daría hábitos saludables y los alejaría de las drogas, un poco como filosofía de vida", cuenta María.
Carmen, por su parte, eligió solfeo varias tardes a la semana para sus dos hijos y kárate, porque ella y su marido, creen que les va a aportar algo más a su formación y una visión artística de la vida. Como se lo pueden permitir económicamente, ellos lo hacen.
La peor actividad extraescolar
La educadora fundadora de Happy School subraya que "lo que menos quiere un niño es estar encerrado escuchando a un adulto que cree que lo sabe todo y que el niño tiene que estar atento, siguiendo sus instrucciones, que marca en rojo los errores. Pareciera que no hay conciencia del mundo interior de los niños y de sus necesidades y sus deseos. Ese es el gran defecto de las extraescolares, que funcionan como un lugar en que los dejan y los van a recoger".