Enfermedades como la malaria, diarrea o el origen de diversos tipos de cáncer son provocados por la existencia de vertederos de desechos y plásticos cerca de determinadas viviendas en las que los ciudadanos inhalan indirectamente el contenido tóxico de estos residuos, según un informe realizado por la agencia internacional de desarrollo y ayuda Tearfund, junto con el Instituto de Estudios de Desarrollo, WasteAid y la organización benéfica para la conservación Fauna & Flora International (FFI).
Los responsables del estudio coincidieron en destacar "los impactos de la contaminación plástica no solo en la vida silvestre, sino también en las personas más pobres del mundo", según ha comprobado Skynews.
Asimismo, David Attenborough, vicepresidente de FFI y uno de los principales autores del análisis, alertó de que el resultado refleja "uno de los problemas más apremiantes actuales: evitar la crisis de la contaminación plástica, no solo por la salud de nuestro planeta, sino por el bienestar de las personas en todo el mundo".
Del mismo modo, el investigador insistió en la necesidad de un "liderazgo comprometido de aquellos que son responsables de introducir el plástico en países donde no se puede administrar adecuadamente, y la existencia de una acción internacional para apoyar a las comunidades y los gobiernos más afectados por esta crisis".
La investigación también ha profundizado en los datos que cifran la cantidad de basura acumulada internacionalmente. Muchos de esos desperdicios rodean, según el estudio, a una de cada cuatro partes de la población mundial. Estos individuos viven con basura a su alrededor que no es recogida, una situación que provoca una acumulación de desechos en los ríos que causa inundaciones y la propagación de enfermedades infecciosas.
Las soluciones improvisadas que algunos de estos ciudadanos emplean para reducir la cantidad de basura acumulada como la quema de residuos deteriora aún más el ambiente, una acción que genera diversos gases que emiten dióxido de carbono en grandes proporciones.
La preocupación por este tema se originó después de conocer que la inmersión de residuos de plástico en el mar fuese la más profunda que se haya registrado en la que el explorador Víctor Vescovo descendió casi siete millas (11 km) hacia el fondo del Océano Pacífico.