Una de las grande sorpresas de 2018 en el panorama político ha sido la fuerte irrupción de la extrema derecha en España. El partido que encabeza este movimiento y que ha arrasado en votos en las elecciones andaluzas ha sido Vox. 400.000 votos han sido los que les han dado la llave del Gobierno andaluz.
Tras años en lo que tan solo conseguían era formar ruido, Vox ha entrado en juego y lo ha hecho con un discurso expresado en 100 medidas con España, la patria y la tradición por bandera.
El partido defiende la creación de un solo Gobierno, un solo parlamento y recentralización, empezando por la devolución al estado de competencias autonómicas, en contra del régimen emanado de la Constitución del 78. Defienden, también, la suspensión de la autonomía catalana, dicen, "sin paliativos del golpismo". Además, sus líderes proponen la “ilegalización de los partidos, asociaciones u ONGs que persigan la destrucción de la unidad territorial de la Nación y de su soberanía”.
En materia de inmigración propone la “deportación de los inmigrantes ilegales a sus países de origen” y la deportación de los legales “que hayan reincidido en la comisión de delitos leves o hayan cometido algún delito grave”.
También utilizan el mismo discurso que Trump abogando por el blindaje de fronteras por un "muro infranqueable en Ceuta y Melilla". Además, son firmes defensores de la suspensión del espacio Schengen hasta que no haya garantías, dicen, de que no lo usen criminales para huir de España. Tampoco se olvidan de los políticos huidos catalanes o las mafias que se dedican a introducir inmigrantes.
La formación liderada por Santiago Abascal busca la derogación de la ley de memoria histórica y de la de violencia de género para cambiarla por otra de violencia intrafamiliar que no discrimine, según ellos, a los hombres. Están en contra del aborto y de todo tipo de eutanasia y a favor de la cadena perpetua para los delitos más graves y de terrorismo.