Nacido en el Valladolid de 1960, pero leonés de corazón al trasladarse a esa ciudad desde niño, el líder del Gobierno español, casado y con dos hijas adolescentes, se afilió al partido Socialista a finales de la década de los 70. Casado, padre de dos hijas, Zapatero ha pasado de ser la imagen del cambio, del talante y del 'no al a guerra' al presidente de la crisis, del desempleo y de la desconfianza en las instituciones por parte de la ciudadanía.
Profesor de Derecho Constitucional entre 1982 y 1986 en la Universidad de León, donde cursó sus estudios, fue elegido por primera vez diputado del PSOE en las elecciones generales de 1986 .
Con una carrera política impecable y considerado un tipo tranquilo, dialogante y con don de palabra, fue nombrado secretario general del PSOE en el año 2000, superando al candidato "oficial" José Bono por un estrecho margen. A partir de ese momento tuvo que lidiar como cabeza visible de la oposición con el entonces presidente, José María Aznar.
Contradiciendo los sondeos, fue elegido jefe del Ejecutivo en su primera legislatura en 2004 sólo tres días después de que una serie de atentados en Madrid el 11 de marzo reivindicados por Al Qaeda, dejasen 191 muertos.
"El talante" definió una primera legislatura en la que el gobierno socialista se convirtió en abanderado de los derechos sociales, retirando las tropas españolas de Irak, aprobando el matrimonio homosexual o la Ley de Dependencia.
"Bambi de hierro"
"Bambi" o "Don Talante" eran apodos que se escuchaban con frecuencia entre periodistas o en el Congreso de los Diputados, incluso entre sus compañeros de partido, mientras el considerado líder de la conciliación vio frustrado un primer intento de acabar con ETA tras una tregua fallida con un atentado mortal en Barajas en 2006.
En la primavera de 2008, en los prolegómenos de la crisis económica mundial, Zapatero fue reelegido en las urnas por mayoría simple, necesitando apoyos para sacar adelante sus iniciativas parlamentarias.
A fuerza de golpes aprendió economía
La crisis iniciada en 2007 con las hipotecas subprime y, en España, el estallido de la burbuja inmobiliaria, le pilló por sorpresa, como al resto de la comunidad internacional, pero como él mismo reconoce, tardó demasiado tiempo - hasta julio de 2008 - en reconocerla.
En gran parte por el fin del "boom inmobiliario", la tasa de paro pasó del 8,3 por ciento de la población activa en 2007 a casi el 20 por ciento actual en términos de EPA, 2,7 millones de personas más sin trabajo, en un período en el que la población activa aumentó en 932.000 personas.
Imagen internacional
Criticado en ocasiones por su escasa consideración entre los políticos internacionales y su rudimentario manejo del inglés, Zapatero se fue construyendo una imagen de político más solvente en las numerosas cumbres internacionales de los últimos años.
Inicialmente, como otros líderes europeos, Zapatero optó por medidas de estímulo para tratar de impulsar el crecimiento, pero con la economía definitivamente en recesión, el líder socialista se vio obligado a renunciar a sus principios y a iniciar una serie de reformas con recortes inevitables.
Obligado a soportar la primera huelga general del país en ocho años, Zapatero fue cediendo poco a poco a las presiones de los mercados internacionales y de Bruselas, llegando a vivir momentos de angustia cuando en los mercados se rumoreaba la necesidad de un rescate del país.
Empeñado en despegar la imagen de España de la de los países periféricos, el líder socialista ha emprendido en el último año y medio un ambicioso plan de reformas aplaudido por la comunidad internacional, desde recortes en el gasto público a reformas laborales y de pensiones, pasando por una remodelación del sistema financiero.