En Irún no dan crédito. Francia lleva a cabo de forma constante devoluciones en caliente en la costa de Irún. El argumento, su defensa frente al terrorismo. No olvida el país vecino los golpes que ha recibido del ISIS. Pero de ahí a que los propios gendarmes dejen en la frontera en coches camuflados a los inmigrantes va un paso. Y se hace. A diario.
Las comprobaciones de los inmigrantes se hacen sobre el capó de un coche. Después de esto los inmigrantes son metido en furgonetas sin distintivos que se dirige hasta el puente de Santiago en Irún. ¿Qué comprobaciones han hecho para saber con certeza que vienen de España? y ¿dónde está la policía española que tiene la obligación de recoger a esos inmigrantes? Estas preguntas no tienen respuesta y las que se ven a simple viste no concuerdan demasiado con Shengen. Los inmigrantes no pasan por la comisaria conjunta hispano francesa como obliga la ley. Aun así el ministerio insiste en que se cumple con todas las garantías.
El diario Vasco desvela que entre enero y septiembre la policía gala ha devuelto a un total de 481 personas a la Policía Nacional amparándose en la estrategia antiterrorista. El Ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, quien negó que fuera a tratar la cuestión con el Gobierno francés porque "no hay devolución ni se está materializando". Lo cierto es que Irún se puede convertir en un campo de refugiados.
La Red de Acogida ciudadana de San Sebastián ya denunció en su día que la situación de los recursos de emergencia para acoger migrantes en tránsito en la capital guipuzcoana e Irún estaba "desbordada". Es la rutina de todos los días. "A lo largo del día llega más gente que se suma a los que han sido devueltos en la frontera por la gendarmería francesa", explicaban con naturalidad. En algunos casos a los inmigrantes ni siquiera se les ha dado la orden de devolución a la policía española.
Ellos son, sin embargo, la otra cara. Los inmigrantes abandonados a su suerte. A unos metros del Ayuntamiento de Irún. Un grupo de voluntarios les lleva comida, pasa un rato con ellos, pero no dan abasto porque cada día llegan hasta 55 personas sin previo aviso. "Vemos hasta menores de edad", destacan los vecinos. Un albergue, una antiguo hospital, el Ayuntamiento lo ha habilitado para que puedan pasar la noche como si fuera otro albergue. Nadie cree que este sea el fin de su viaje.