Según informa el diario Daily Mail, Norris sufrió un accidente mientras manipulaba una escopeta en 1997 que le desfiguró completamente la cara. Entonces comenzó su pesadilla y Richard vivió más de una década ocultándose.
Ahora, Norris ha recibido el regalo de poder disfrutar de una segunda vida. Después de una operación de 36 horas en la Universidad de Maryland, Richard disfruta de un nuevo rostro.
El trasplante, que se llevó a cabo en el año 2012, duró 36 horas y participaron 150 médicos y enfermeras. La intervención tuvo lugar en la universidad de Maryland y en ella le reemplazaron las mandíbulas, los dientes, la lengua, los músculos y los nervios de la cara.
Dos años después, Richard ha sido portada de la revista GQ y asegura que se muestra orgulloso de ser “una rata de laboratorio” y de que estudien su caso para ayudar a otras personas en su situación.
"Cuando me miro en el espejo, veo a Richard Norris”, dice, “ahora nadie me presta atención, solo los que me conocen personalmente saben que tengo un rostro trasplantado”.