La nueva ley educativa redactada por Isabel Celaá ha causado un gran revuelo de algunas familias (y en el Congreso de los Diputados), sobre todo en aquellas cuyos hijos acuden a centros concertados o privados o, como en el caso de Quique, el hijo de Bertín Osborne, acuden a centros de educación especial.
Esta nueva ley pretende integrar la educación especial en los centros ordinarios, es decir, ir derivando a los alumnos que necesitan integración a los colegios comunes, donde convivirán con el resto de los alumnos. Bertín Osborne, como padre afectado, se ha mostrado totalmente en contra.
“No creo que un centro ordinario vaya a haber un terapeuta para mi hijo y todo el cariño y todo el amor que hay en los colegios de educación especial se va a convertir en bullying. Nosotros somos los primeros que queremos que nuestros hijos vayan a un colegio ordinario, pero creo que esto va a perjudicar la vida de mi hijo”, ha dicho Bertín.
En la misma línea ha expresado su opinión el presentador del programa, Joaquín Prat. Para él, esta ley, que autoriza al que el castellano no sea la lengua vehicular, pone coto a los centros concertados y determina que la religión no cuenta en la media del acceso a la universidad, es un “dislate”. Sobre todo en lo que se refiere a la inclusión de la educación especial: “Hay niños con necesidades especiales cuya inmersión es imposible”.