Manuel Murillo Sánchez, el hombre que pretendía matar al presidente del Gobierno era un vigilante de seguridad, hijo de un alcalde franquista de Rubí, en Barcelona y excampeón de Atletismo en los años 90. A sus 63 años, el hombre que frecuentaba ambientes ultraderechistas buscaba cómplices para acabar con ese "rojo de mierda", tal como escribió en un grupo de whatsapp. Porque Murillo pedía información sobre el presidente en las redes sociales y estaba dispuesto a sacrificarse por el bien de España. La espoleta de sus ideas fue la intención del Gobierno de exhumar a Franco.
La denuncia contra él la presentó una coordinadora local de Vox tras tener conocimiento de los planes del tirador en un chat de Whatsapp, según ha informado el partido, y, al tener esta información y hacer las comprobaciones correspondientes, se inició un operativo policial "de máxima urgencia".
El portavoz de Mossos ha destacado que se comunicó la investigación inmediatamente al servicio de seguridad de la Moncloa y a la Guardia Civil, a quien corresponde el control de armas, y que pasaron de dos a cuatro días entre la denuncia y la detención. El inspector ha añadido que el "objetivo prioritario" de la investigación ha sido resolver el caso con la máxima rapidez y discreción al ser un tema de seguridad que podía afectar al presidente del Gobierno.
El Juzgado de Instrucción 3 de Terrassa (Barcelona) tiene abierta una causa contra este hombre por los delitos de conspiración para atentar contra autoridad con uso de arma, delito de amenazas graves, delito de tenencia ilícita y depósito de armas, municiones y explosivos y un delito de odio. No de terrorismo, lo que ha provocado las quejas de Pablo Iglesias.
Según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), el Juzgado de Instrucción 4 de Terrassa, en funciones de guardia, acordó el 21 de septiembre enviar a prisión provisional al detenido por los Mossos d'Esquadra el 19 de septiembre por unas supuestas amenazas a Sánchez. El 4 de octubre, el Juzgado de Instrucción 3 de Terrassa, que instruye el caso, ratificó la prisión provisional comunicada y sin fianza; y mantiene la causa abierta por los citados delitos. Manuel fue campeón de España de 100 kilómetros entre los años 1993 y 1996, compitiendo con el club de atletismo de Rubí (Barcelona).
Un mal tirador
Manuel Murillo Sánchez podría tener un historial de problemas psicológicos, pero según fuentes del entorno deportivo del detenido, "era un buen deportista y una buena persona". En el lugar donde se entrenaba han mostrado su sorpresa al conocer que planeaba matar a Pedro Sánchez. Han subrayado que en el ámbito deportivo era "ejemplar y estricto" con los entrenamientos para competir en las diversas citas, que además de España, también lo hizo en otras ciudades del mundo, concursando en Campeonatos de Europa y del Mundo.
Manuel Moreno, presidente del club de tiro de Terrasa, se ha mostrado sorprendido ante los hechos, aunque ha calificado al detenido como una persona introvertida. No le veía capaz de hacer nada contra nadie ni había oído comentarios contra el presidente. No obstante, ha matizado que una cosa es el entrenamiento de un francotirador y otra el campo de entrenamiento olímpico donde estaba Manuel, que pese a todo, era un mediocre tirador. "Era de los más malos tirando", dice José, uno de sus compañeros de tiro, aunque señalan que nadie le escuchó hablar de política. El club se ha mostrado dispuesto a echarlo.
Manuel vivía solo y es hijo del último alcalde franquista de Rubí (Barcelona), Manuel Murillo Iglesias, que ejerció el cargo de 1962 a 1977.
Fue detenido el 19 de septiembre cuando salía de su coche por unidades especializadas de la Comisaría General de Información de los Mossos, que también registraron su casa, donde hallaron el arsenal de armas, y, pese a que no declaró ante la policía catalana, nunca escondió sus planes en otros entornos, según fuentes consultadas.
Tenía medios pero le faltaban apoyos
Según fuentes conocedoras, el hombre reclamó de forma reiterada, con obcecación, en un chat de Whatsapp, que tenía "medios" y que solo le faltaba el apoyo logístico para atentar contra el presidente, y que estas peticiones se incrementaron después de saberse la intención del Gobierno de exhumar a Franco.
Como ejemplo de este apoyo logístico, Oliva ha precisado que podía tratarse de tener acceso a la agenda oficial del presidente hasta tener un medio para huir tras la acción o algún espacio donde esconderse para no ser capturado.