Las anécdotas del primer día de juicio: del código samurái a la bandera española entre 'indepes'
cuatro.com
12/02/201920:12 h.Las defensas se han fajado en reclamar la anulación del juicio en base a la vulneración de derechos fundamentales, incluso el de culto, por no permitir a Junqueras ir a misa. Para ello han cargado, no solo contra la "parcialidad" del propio tribunal, sino contra la instrucción que se ha llevado a cabo en el Juzgado 13 de Barcelona y muy especialmente, contra el teniente coronel de la Guardia Civil, Daniel Baena, que ha sido objeto de multitud de críticas por sus informes sobre la organización del 1-O y la creación de estructuras de Estado.
Torra recibido al grito de golpista
La jornada ha dado comienzo tras un par de horas de espera para que la prensa pudiera acceder al Tribunal Supremo, y también el público asistente, muchos de ellos simpatizantes de VOX, quienes desde la cola que formaban se han afanado en llamar "golpista" al presidente de la Generalitat, Joaquim Torra, a su llegada a la Plaza de la Villa de París, donde se encuentra el alto tribunal. La prensa, los familiares y el público han accedido a la Sala después de que tanto el tribunal, como los acusados, los letrados, la Fiscalía, la Abogacía y la acusación popular ya hubieran ocupado sus puestos. También lo estaba Torra, acompañado de la Consejera de Justicia Esther Capella y del de Territorio, Damiá Calvet. Así como los diputados Ana Caula y Albert Batet, detrás de dos diputados del Parlamento vasco que han dicho desconocer.
Santi Villa, el apestado
Santi Villa es considerado el apestado. No se cruzaron una palabra en los recesos y las miradas entre ellos fueron frías.
Hackeo
La primera jornada del juicio sufrió un virulento ataque informático. Según informó el Supremo, la transmisión en streaming de la vista oral a través de www.poderjudicial.es sufrió algunas incidencias al inicio de la sesión a causa del envío de peticiones "maliciosas" (más de 40 por segundo) que llegaron a saturar puntualmente la web.
Junqueras en primera fila
Había dudas sobre si los acusados estarían sentados o no junto a sus letrados, ya que el tribunal les había dejado libertad para hacerlo, pero finalmente estaban ubicados en el banquillo central, distribuidos en cuatro filas de tres personas. En la primera, Junqueras, Romeva y Forn, le seguían Sánchez, Turull y Rull. Detrás, Cuixart, Forcadell y Bassa y en el último banco, los procesados que se encuentran en libertad, Carles Mundó, Santi Vila y Meritxell Borrás.
La normalidad ha sido la tónica que ha presidido la jornada, todos han guardado las formas durante las cuatro horas que ha durado la vista de la mañana. Tan solo algunos comentarios entre Junqueras, que iba pertrechado de documentación y se quitaba y ponía las gafas en continuación para echar un vistazo, y el exconsejero de Exteriores, Raúl Romeva. O entre este último y Turull, que también intercambió impresiones con Jordi Sánchez. Casi todos, menos Junqueras y los tres exconsejeros que están en libertad, se han ido dando la vuelta en algún momento de la sesión para ver a sus familiares o hacerles algún gesto de complicidad o cariño.
El más expresivo e inquieto parecía el presidente de Ómnium, Jordi Cuixart, que se ha vuelto en numerosas ocasiones muy sonriente hacia los familiares, que se encontraban colocados tras la prensa, aunque a ratos se restregaba la cara o miraba hacia el techo de la sala. De vez en cuando tocaba la rejilla del sistema de refrigeración de la sala y finalmente se ha pegado, por el frío, a Carmen Forcadell, con la que se le ha visto hablar en numerosas ocasiones.
Todos ellos han saludado a Torra en el receso que ha habido hacia la una del mediodía y después, al terminar la sesión de la mañana. En ese momento, Junqueras ha repartido el saludo con el presidente de la Generalitat y con su mujer, presente en la sala y que se ha acercado a darle un abrazo antes de que se lo llevaran con el resto de los procesados.
El amarillo, protagonista
El color amarillo sí ha hecho acto de presencia en la sala, algunas bufandas y pañueldos, algúna chaqueta y muchos lazos en la solapa, todos más o menos discretos, salvo el de Torra que era XL o el de la consejera de Justicia, a modo de broche en forma de flor. Los acusados, sin embargo, se han limitado a lucir un diminuto escudo de la Generalitat en el ojal de la americana. Tanto Torra, que apenas ha cruzado tres o cuatro comentarios con Damiá Calvet, y el resto de familiares e invitados han seguido atentamente los argumentos de los abogados que han tratado de desmontar el juicio alegando vulneración de derechos.
El de Junqueras y Romeva, Andreu Van den Eynde, es el que más se ha extendido, más de hora y media, en la que ha realizado un discurso más político que jurídico. De hecho, ha pedido al tribunal que hicieran realidad un "sueño" que tiene muy a menudo y es que se devuelva la responsabilidad a los poderes políticos, como, según ha dicho, hizo el Tribunal Supremo de Canadá con la aspiración de independencia de Quebec. Van den Eynde ha hecho acopio de todo tipo de reproches, desde que no ha podido acceder a todas las pruebas, que no se permiten observadores internaciones, que se ha instrumentalizado la prisión provisional o que se trata de un juicio "excepcional" y por lo tanto "afecta al núcleo duro de los derechos fundamentales".
Que se aplique el Código Samurai
Ha llegado a pedir que se aplique el "Código samurai", es decir el "juego limpio en la lucha". En su opinión, la causa atenta contra la "disidencia política" porque trata de reducir al oponente "al silencio". Y denuncia vulneraciones de derechos fundamentales para sus defendidos, incluida la de culto, por impedir que Junqueras escuchara misa en la cárcel.
Este letrado se ha centrado especialmente en desacreditar la instrucción llevada a cabo por el Juzgado 13 de Barcelona, alegando que allí se ha realizado una causa general y prospectiva contra los independentistas y descalificando las pruebas que hay en la causa del Tribunal Supremo y que proceden de ese Juzgado de instrucción. Ha recriminado la "fragmentación" de las investigaciones y ha llegado a calificar de "vodevil" judicial todo el proceso.
Pero sus críticas más duras han ido contra el teniente coronel de la Guardia Civil, Daniel Baena, quien firma los informes de este cuerpo sobre la organización del 1-O y la creación de estructuras de Estado, alegando que el tribunal no les ha permitido conocer si se trata de la persona que firma con el pseudónimo de Tácito en las redes sociales. Desde esa cuenta de twitter se ha cargado contra los procesados, según ha alegado el letrado, quien ha puesto en duda la independencia del agente. Una acusación que ha sido secundada por otros letrados, como el defensor de Jordi Sánchez, Jordi Pina, quien ha advertido al tribunal que debería interesarle la parcialidad o imparcialidad de Baena, del que ha dicho que sus afirmaciones hacen que su defendido esté en la cárcel.
Pina se ha quejado de falta de imparcialidad de cuatro magistrados de la Sala y ha espetado al presidente de la misma, Manuel Marchena, lo que dijo el portavoz del PP en el Senado, Ignacio Cosidó, de que con Marchena de presidente del Tribunal Supremo, los populares "podrían controlar el tribunal por la puerta de atrás". También ha recriminado la carta de Carlos Lesmes al juez del 13 de Barcelona en la que le decía que había cambiado el rumbo de la historia por su desempeño profesional "heroico". Por ello, ha pedido a la sala que "hagan de jueces y no de salvadores de la patria".
Irene Lozano, la secretaria de Estado de la España Global, también ha sido objeto de las críticas de Van den Eynde y Pina, a las que se ha sumado la abogada de la Turull, Ana Bernaola, especialmente por el vídeo internacional en el que se defiende la calidad de la democracia española.
Una bandera española
Agentes del Cuerpo Nacional de Policía han procedido también a identificar a un ciudadano que ha enarbolado una bandera española justo en el momento en el que el presidente de la Generalitat, Quim Torra, se sumaba a una pequeña concentración organizada por la ANC en el Paseo Recoletos, esquina Bárbara de Braganza, en las proximidades del Tribunal Supremo.