La división entre los magistrados del Tribunal Supremo es evidente. La sentencia del impuesto de las hipotecas ha dejado patente las discrepancias entre los jueces. Once de ellos critican duramente el fallo que obliga a pagar a los clientes y no a la banca.
Quince horas de debate que deja en evidencia la guerra interna en el Supremo. Tres sentencias de 188 páginas que muestran la división de los 28 magistrados.
Por un lado, los 15 jueces de la tesis que ganó, la de paga el cliente, acusan a sus compañeros de cambian de repente y sin motivos una jurisprudencia asentada durante años. Hablan de un drástico viraje radical.
Por el otro lado, los 13 magistrados que perdieron, los que dicen que tiene que pagar la banca. Niegan ese giro radical y aseguran que la confianza en la justicia queda gravemente quebrantada. Se lamentan que en unos pocos días el Supremo afirme una cosa y la contraria.
Preocupados por los derroteros que ha tomado este asunto, esos magistrados están en contra incluso de la convocatoria de ese pleno y rematan: si el Tribunal Supremo pone en cuestión el valor de su jurisprudencia, cómo podrá pedirse respeto a la misma.
Al final ganó por la mínima que pagara el cliente pero el gobierno lo enmendó a las pocas horas por decreto.